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Ausencia del Bienestar en el personal de salud

Actualizado: 2 feb

¿Personal de salud con canarios?




En la actualidad, el personal de salud enfrenta desafíos inmensos que, en muchos aspectos, recuerdan a las condiciones laborales de la era previa a la revolución industrial. 


En aquel entonces, los trabajadores carecían de derechos básicos, protección y diseño ergonómico en sus tareas, lo que resultaba en enfermedades y accidentes laborales frecuentes (Hobsbawm, 1999). En nuestros días, aunque los avances tecnológicos y médicos han transformado el campo de la salud, los profesionales sanitarios siguen enfrentándose a condiciones extenuantes y riesgos significativos para su bienestar (WHO, 2021).

Previo a la aparición de las maquinas, los trabajadores debían asumir los riesgos personales de salud psicofísica como una cuestión inherente e implícita dentro de las normativas laborales, al aceptar un determinado trabajo.(Doctrina de la Asuncion del riesgo). Como si esto fuera poco, también se asumía que el empleado era el responsable de los accidentes (Doctrina de la negligencia contributiva) 

En pocas palabras al aceptar un empleo se aceptaba el peligro inherente al trabajo y debían ser aptos para evitar el peligro. 

Por supuesto, el empleador no se hacia responsable por un empleado lesionado (En 1908 en NYC, cambia esta doctrina y el empleador debe pagar las lesiones laborales)

Lamentablemente para el personal de salud latinoamericano,  nada ha cambiado y muy probablemente siga empeorando.


50% de los médicos padecen de agotamiento y el 20% depresión, (McKenna, 2024)



El agotamiento del personal de salud 

Síntoma canario


Los grupos de trabajadores de las minas llevaban consigo un canario (o varios) al interior de las minas con el propósito de detectar cambios de comportamiento, cambios en el tono-timbre del canto del pajarito o la propia muerte por condiciones de bajo oxígeno en el entorno.

A esto se le conocía como “síntomas canarios”


El agotamiento, o "burnout", es una realidad omnipresente entre los trabajadores de salud. Este fenómeno se caracteriza por una fatiga extrema, despersonalización y una sensación de ineficacia en el trabajo (Maslach & Leiter, 2016). 

La pandemia de COVID-19 exacerbó esta situación, llevando a muchos profesionales al límite de su capacidad física y emocional. Las largas horas de trabajo, la escasez de personal y la constante presión por salvar vidas han dejado al personal sanitario sin respiro.

El personal de salud no cuenta con el diseño adecuado de su tarea en términos de salud laboral, ni con normativas que regulen lo que es saludable para su propio bienestar.

Mucho menos, auditorias de control y cumplimiento.

Como librado a su suerte, el personal de salud está expuesto a múltiples riesgos (ergonómicos, falta de descanso, exposición a el estrés excesivo, presiones financieras, etc.) que terminan prendiendo alarmas o directamente consecuencias, en ellos mismos, constituyéndose en enfermedades laborales sin prevención ni resguardo.

A falta de canario, el personal de salud recibe todo el impacto del mal diseño de los entornos de trabajo, sin quejarse, sin ser compensado, como en la era anterior a la Primera Revolución industrial. 




McKenna, 2024, “Mucho por hacer”, Medscape.





La falta de diseño en los entornos laborales

En la ciudad de México y partir de junio de este 2025 entra en vigor la “Ley Silla”. Por medio del efectivo cumplimiento de esta ley, que ofrecerá multas a los empleadores que no la efectivicen, los trabajadores deberán contar con sillas ergonómicas en su lugar de trabajo para evitar lesiones musculoesqueléticas.


Al igual que en la era previa a la revolución industrial, la falta de medidas adecuadas de protección y prevención es una preocupación crítica. A pesar de los avances en la medicina y la ergonomía, muchos hospitales y centros de salud no están equipados con los recursos necesarios para proteger a su personal. 

La falta de equipo de protección personal (EPP) adecuado, la exposición constante a patógenos y la escasez de descansos adecuados contribuyen a un entorno laboral peligroso (CDC, 2020).


Impacto en la salud mental y física

Los entornos laborales deben ser diseñados para facilitar impulsores de salud.

El bienestar del personal de salud debe ser considerado dentro de las “Buenas prácticas de seguridad” y como tal controlarse.

Las condiciones laborales adversas tienen un impacto significativo en la salud mental y física del personal de salud. Los estudios han demostrado que los trabajadores sanitarios presentan tasas más altas de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático en comparación con la población general (Alba de Juan Perez, 2021). Además, las enfermedades físicas, como problemas musculoesqueléticos y enfermedades infecciosas, son comunes debido a la naturaleza exigente de su trabajo (Rashid et al., 2019).


Medidas necesarias para la mejora

Para abordar estos desafíos, es crucial implementar medidas que garanticen la seguridad y el bienestar del personal de salud. Algunas de estas medidas incluyen:


·      Incrementar la inversión en equipo de protección personal y recursos sanitarios (WHO, 2021).

·      Revisar y rediseñar las tareas para reducir la carga física y emocional que debe incluir: adecuación del número de personal a la complejidad y volumen de la tarea, horas máximas laborables, espacios de bienestar, control de hidratación y nutrición adecuada en el tiempo laboral, adecuación de las responsabilidades a la capacitación y el pago adecuado.

·      Establecer programas de apoyo psicológico y emocional para los trabajadores (APA, 2020).

·      Garantizar horarios de trabajo razonables y descansos adecuados (NIOSH, 2015).

·      Promover la capacitación continua en manejo del estrés y técnicas de autocuidado.


Conclusión


Aunque la comparación con la era pre-revolución industrial puede parecer extrema, destaca la necesidad urgente de proteger y apoyar al personal de salud en sus funciones. 

La encuesta que realiza Medscape entre miles de médicos, desde el año 2018, para medir  el agotamiento y depresión en los médicos (extensible a todo el personal de salud, sin duda alguna) no muestra mejoras en los datos de prevalencia en este importante tópico.

Es altamente probable que el propio personal de salud, en base a su educación y modelo mental colectivo vigente, no registre con  seriedad la relación entre el agotamiento y la  depresión con los inadecuados entornos laborales. 


McKenna, 2024, “Mucho por hacer”, Medscape.


Es sabido que los médicos no son buenos con la autopercepción de salud, quizás también por temor a el estigma social aún vigente de considerar al personal de salud como un superhéroe que no puede enfermar.


La salud y el bienestar de estos profesionales son fundamentales para el funcionamiento de cualquier sistema sanitario y, en última instancia, para la salud de la sociedad en su conjunto. Es esencial que se tomen medidas concretas, sostenibles y auditables,  para garantizar que quienes cuidan de nosotros también reciban el cuidado que merecen (WHO, 2021).



Creemos que el rol emergente de un “LIDER DE BIENESTAR Y SEGURIDAD” (también denominado gerente u Oficial de seguridad), atribuido de herramientas y estrategias propias y especificas es una evolución adecuada para el personal de salud y representa una innovación en esta área que debe ser intervenida.


De otra manera, es probable que el personal de salud deba comenzar a portar canarios en sus lugares de trabajo para ser más conscientes de la exposición al riesgo laboral y generar los cambios necesarios desde las bases, esperando ser escuchados por los decisores.

 
 
 

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